sábado, 12 de septiembre de 2009

Cíclope de madera

En honor a la verdad queria meter este texto como mio, pero me gano mi honestidad y bueno se los presento, la escritora de esto se hace llamar Brenda, es estudiante de guitarra y una de las personas mas inteligentes que he conocido hasta el dia de hoy y como dato anexo tambien tengo que decir que esta mas buena que el pan con nutella jaja.
Esto es mas que otra cosa un performance donde hay recursos visuales y auditivos entonces pues pongan el video que esta aqui y con ese fondo musical leanlo y pues bueno viene con un dibujo hecho por la propia autora, los dejo, que lo disfruten.




El cíclope de madera

La habitación es blanca en su totalidad, posee una resonancia escalofriante es un bunker vacío de objetos, repleto de ecos. Ese día me hechizó no solo la sensación siniestra de vacío, sino el fenómeno sonoro que emitió el contrabajo al desprenderse del suelo: es un sollozar enronquecido. Semeja un cajón afinado devuelto a su anaquel cuyos armónicos se dilatan crecientes en el aposento, es un madero afinado de cantar grueso, quejidos oscuros, gemidos entintados de notas rosadas, toscas y sordas.

La metamorfosis inicia cuando adquiere su postura enhiesta y cobra forma de un cíclope de madera que al ser tañido, el arco también muta transformándose en una daga que le desgarra las venas .Así comienza a desangrarse escurriendo melancolía acuosa por sus curvas, se moja de un tremolar multiorgásmico, radiante, cósmico que derrama por sus concavidades un líquido carmesí bruno casi negro, obnubila los demás instrumentos, los contagia de vibratos ásperos, anega las habitaciones, carcome los muros, embelesa la piel, perturba el pensamiento, obtura los sentidos, invade las entrañas, penetra la sangre...extasía el alma.

En segundos la atmósfera antes gélida se contamina de un fulgor quemante y aromas aterciopelados en veces arsénicos. Pero el clímax llega cuando desde la pica esa sangre melódica se expande por el suelo, las paredes y el techo, tiñendo de rojo púrpura la totalidad del cuarto siguiendo con las manos y brazos del ejecutante, que en poco tiempo ya está saturado del flujo carmín cual asesino aniquilando la frónesis.

Exhala: es la última nota que resuelve el ensueño absorbiendo lentamente las coloraciones bermellón salpicadas por el contrabajo devolviéndole su usual color ámbar, los coágulos se embeben por el ápice metálico hasta alojarse en las convexidades del cordófono. Las paredes vuelven a ser blancas, la algidez impregna las arterias.

Vocifera al ser colocado en el piso nuevamente. Ahí espera con paciencia, la inspiración del melómano para pigmentar de nueva cuenta la totalidad de la alcoba.




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